Buenos días,
hace poco os adelantaba por Instagram que había encontrado un champú que había cambiado por completo mi rutina capilar, y que había devuelto a mi pelo, el brillo y la vida que tenia antes de empezar a teñirme, y no es ni más ni menos que el Champú Sublime Mèches de Leonor Greyl, el champú con mayúsculas que llevaba buscando durante mucho tiempo.
Me suelo teñir cada mes o mes y medio en la peluquería y mi tono suele ser siempre de la gama de los cobrizos. El problema de los cobrizos es que van perdiendo intensidad, si te tiñes de negro, el negro siempre es negro, pero el cobrizo va perdiendo tono y brillo, con lo cual, a los quince días de haberte teñido, el color ya no es el mismo, y ya cercano al mes, aunque no tengas aun raíz, el color pasa a ser un tono "churrimongi" (palabro que me he inventado yo para calificar el color sin sentido que queda en mi pelo después de unos cuantos lavados) y pierde su brillo, su gracia y de seca muchísimo. Y si encima, queréis utilizar champús naturales sin siliconas ni sulfatos, entonces, salvo contadas excepciones, no te llega el cobrizo ni a los quince días, vamos en el primer lavado ya se te va una parte.
A mi esto me traía por la calle de la amargura y entonces descubrí a Leonor Greyl y su Champú Sublime para mechas; si, para mechas pero también sirve para el cabello teñido y sobre mi experiencia con el os voy a hablar hoy.